sábado, 17 de junio de 2017

Algunas cuestiones aleatorias sobre el combate naval



Tripulación

Los marinos, por mas fieros guerreros que fueran, siempre visten armadura ligera. La vida sobre una embarcación implica muchas tareas no necesariamente relacionadas con el combate que exigen la mayor destreza y soltura de movimiento posible. Un marino que viste placas o cota, no solo que le dificultaría desenvolverse en una estructura oscilante por la marea, sino que en caso de caer por la borda, se convertíria en un ancla de escasa utilidad. Con tanto peso iría a parar directo al lecho marino, y si bien siempre está la posibilidad de efectuar una tirada exitosa de salvación, en tales circunstancias los penalizadores serían monstruosos.
Además de los "artilleros" todo buen barco que se respete lleva una buena guarnición de arqueros que embadurnan sus flechas con cualquier material inflamable. Su misión no es matar por heridas de proyectiles, el trabajo de estos marinos consiste en que la embarcación enemiga, al cabo de unos minutos, se transforme en una bola de fuego flotante.
El principal objetivo de estos arqueros son las velas. Aquellas telas arden con facilidad, máxime si la tripulación encargada de apagar los incendios está mal herida u ocupada rechazando el abordaje.

Liderazgo

Toda embarcación tiene su mando, su labor además de fijar rumbo consiste en dirigir el combate. Es por ello que cuando la batalla es muy cerrada, suelen sonar fuertes trompetas para así tratar de aplacar las voces del capitán enemigo y lograr que sus órdenes no sean escuchadas o fueran mal interpretadas.
En caso de caer en combate, le reemplaza el siguiente en orden jerárquico.

Combate

Retomando el tema de los arqueros, aquellas embarcaciones que posean torres de proyectiles, gozan de un bonificador de +3 todos los ataques de proyectiles que sean lanzados desde allí. La razón de esta ventaja es simple, la mayor altura permite disparar sobre las cabezas de los enemigos. Desde allí resulta facilmente apuntar a las velas, cubierta, timón, etc.
Lo manifestado también aplica a los ataques mágicos empleados desde dichas estructuras. Misiles mágicos o bolas de fuego lanzadas desde las torres, en segundos pueden representar la destrucción de una nave enemiga si esta es de escaso tamaño o está muy dañada.

Abordaje

Un abordaje exitoso puede permitir hacerse con la nave enemiga. Esta tarea no es nada fácil; el timonel debe ser diestro y experimentado en esta clase de riesgosas maniobras. Sus puntuaciones de destreza (o la característica/habilidad aplicable) deberán ser elevadas ya que contará con numerosos penalizadores dependiendo de las circunstancias de la batalla (clima, hostilidad de la nave enemiga, etc)
Una vez que los barcos se aproximan a punto de estar casi pegados uno al lado del otro procede el abordaje. Generalmente los primeros en saltar a la nave opuesta son los primeros en morir.
Las estrategias para rechazar estas incursiones son varias, desde luchar a punta de espada y lanza para impedir el ingreso de los asaltantes, como así también ennjabonar el borde exterior de la cubierta y luego retroceder permitiendo que se produzca el asalto, mientras que los asaltantes resbalan los que defienden los atraviesan con lanzas y flechas.

Magia 

El clima siempre es caprichoso, puede que una embaración vea afectado su desplazamiento cuando el viento no le es favorable. También puede surgir una crisis en la tripulación, una contagiosa enfermedad se expande a gran velocidad matando a los marinos. El agua dulce puede acabarse, si el barco no se abastece pronto sus tripulantes sucumbirán ante la sed.
Todas estas contingencias pueden ser superadas con un usuario de magia a bordo. En las grandes ciudades portuarias se levantan imponentes gremios de marinos y comerciantes, donde los magos hábiles en el dominio del clima tienen tanto poder y riqueza como cualquier gobernador.
Dependiendo del prestigio y la experiencia del lanzador de conjuros, contratarlo para una aventura podrá oscilar entre varias monedas de oro hasta grandes riquezas imposibles de imaginar para el hombre promedio.
Las grandes compañías se hacen con equipos de magos y clérigos que atienden no solo las necesidades espirituales y de salud de la tripulación, sino que también gozan de un poderoso brazo armado en caso de que surgieran hostilidades durante la travesía.




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